Un museo como este en el que nos identificamos por sus raíces, es digno de pasearse por él despacio, recreándose en el recuerdo, reconociendo cosas que hemos visto, por lo que nos han contado siempre nuestros abuelos y por los objetos que nos enseñaron, que iban pasando de unos a otros, como las tenacillas para rizarse el pelo, la plancha de carbón, un molinillo de café, etc... y otras que vemos por primera vez, pero te alegras de verlas expuestas al publico y tan bien conservadas.
Me ha encantado ir a verlo y recordar, que todo lo que nos contaban, estaba allí mismo delante de mi como si el tiempo diera marcha atrás y pienso en la paciencia que han tenido que tener para reunir tantas cosas antiguas, e irlas poniendo con tanto arte y estilo.
Saludos y hasta pronto,
